martes, 20 de julio de 2010

“Amor te necesito”, “amor te busco, amor mostrame tu vuelo”
El amor no es improvisación, sino que es una opción hecha desde nuestra hermana libertad. Ella nos invita a elegir el amor como estilo de vida. Y optar es ponerse a caminar en esos senderos que alguna vez ya compartimos la humildad, la tolerancia y la prudencia. Estos pilares son pautas concretas para ejercitar el Amor. Esas experiencias son las que tendríamos que recapitular para discernir ...¿cómo ilumina nuestro amor? La luz del amor prefigura el reflejo de nuestros corazones que solo viven desde dentro. Y en la profundidad de nuestros pensamientos, nuestros silencios, nuestras soledades brotará las pequeñas llamas de nuestras esperanzas resumidas en los destellos de un cariño, un beso, un no...
La vida es hermosa, amar es hermoso... ¡gracias por ser tan bella!
Busquemos en cada detalle agradecer, alentar y alabar. Somos lo que somos gracias a otros reconozcamos esa verdad. Y reconociendo haremos historia una huella donde florezca el amor recibido. Sentirnos debidos y contenidos evidenciará nuestra pertenencia e integración desde la que nos fortaleceremos. La verdad del amor (debernos y sentirnos debidos). No tengamos miedo de amarnos, confiarnos... ¿caminamos?
Desde los ejemplos que hemos visto (Baggio, Atahualpa y J.L.Borges) podemos ir descubriendo nuestra necesidad de crecer y alimentar nuestras vidas; si, alimentar nuestras inteligencias, alimentar nuestro Interior, alimentar nuestras conductas... Todas esas dimensiones de manera conjunta son desafíos y necesidades personales y grupales debido a que nos constituyen, nos definen, nos dan identidad...
Configurarnos requiere la voluntad de modelarnos y proyectarnos. Y sin duda necesitaríamos: conocernos, aprendernos, enseñarnos, socializarnos, compartirnos, liberarnos, acompañarnos, complementarnos... Que hermoso llegar a decir como Jeremías: “Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón” Jer 15,16. Nuestra desafío se sintetiza en “Regocijarnos en el Amor recibido”.

martes, 13 de julio de 2010


Gracias, Señor, por el día,
por tu mensaje de amor
que nos das en cada flor;
por esta luz de alegría,
te doy las gracias, Señor.

Gracias, Señor, por la espina
que encontraré en el sendero,
donde marcho pregonero
de tu esperanza divina;
gracias, por ser compañero.

Gracias, Señor, porque dejas
que abrase tu amor mi ser,
porque haces aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de beber.

Gracias por este camino,
donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto
mientras marcho peregrino,
Señor, a tu monte santo.

Gracias, Señor, por la luz
que ilumina mi existir;
por este dulce dormir
que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir! Amén.

  Agradecemos de corazón, la nota y visita de la Fundación grupo América. En la asociación Tarcisio se comparte la vida en todos sus se...